La interminable historia del desempleo
Bajo el supuesto de que todo mundo en algún momento tiene que trabajar, el hecho que te lleva a desempeñarte laboralmente es indiscutiblemente la necesidad o el ocio y el no-ocio.
Puedo decir ampliamente que cualquiera puede acceder al trabajo que deseé si realmente quiere hacerlo, ir a la universidad o un título profesional no es de mucha ayuda cuando cualquiera de nosotros no sabe por donde empezar o en su caso... no sabe que hacer.
Pienso en los oficios en los que me ha tocado desempeñarme y descubro cierta afinidad con la curiosidad pues... pude haber sido psicóloga pero creo que engañaría a mis pacientes dejando que ellos hablen y por dentro lamentandome de sus circunstancias, nunca quise trabajar en silencio y acabé dentro del templo de la quietud y mientras eso duró hasta mi tono de voz cambiaba, me prometí después de la preparatoria nunca más relacionarme con los números y acabé aprendiendo fórmulas con actuarios de pocas palabras, quise trabajar con los expertos de la publicidad en letras y nunca me gustó mentir con palabras vacías o que no tenía certeza alguna de que fueran ciertas, no quise trabajar con la gente de altasociedad, trabajé en una organización no gubernamental hasta que descubrí el envenenamiento de poder de almas "tan nobles", luego acepté voluntariamente mi herencia vocacional y me hice maestra (eso me gustaba mucho), empecé a jugar que trabajaba e hice labores como diseñar sin ser diseñadora y comunicar sin que nadie me escuchara, también me metí en una botarga; trabajé con una máquina registradora y dinero falso; y entregué correspondencia a domicilio... llevó nueve años trabajando y no puedo imaginar cuantos más me faltan por cumplir.
Durante esos nueve años nunca dejé de buscar trabajo, siempre pensé que debía existir una mejor opción u otra oportunidad. Hace algunos meses decidí dejar de buscar obsesivamente y renunciar a mi trabajo, dejarlo a la suerte, donde el alma encuentra su lugar y no donde uno cree que su seguridad debe salvaguardarse.
El día que ya no tuve que volver a mi último empleo dejé de buscar trabajo, después de la ironía, sonreí un poco y decidí que el mejor trabajo es donde uno se desempeña con emoción y la extrema responsabilidad de no fallar y de no fallarse. Dejé de asustarme del monstruo llamado desempleo, encontré sus beneficios, el saldo del tiempo a mi favor y la certeza de que el día que trabaje será donde irremediablemente sea yo muy feliz, no antes.
Puedo decir ampliamente que cualquiera puede acceder al trabajo que deseé si realmente quiere hacerlo, ir a la universidad o un título profesional no es de mucha ayuda cuando cualquiera de nosotros no sabe por donde empezar o en su caso... no sabe que hacer.
Pienso en los oficios en los que me ha tocado desempeñarme y descubro cierta afinidad con la curiosidad pues... pude haber sido psicóloga pero creo que engañaría a mis pacientes dejando que ellos hablen y por dentro lamentandome de sus circunstancias, nunca quise trabajar en silencio y acabé dentro del templo de la quietud y mientras eso duró hasta mi tono de voz cambiaba, me prometí después de la preparatoria nunca más relacionarme con los números y acabé aprendiendo fórmulas con actuarios de pocas palabras, quise trabajar con los expertos de la publicidad en letras y nunca me gustó mentir con palabras vacías o que no tenía certeza alguna de que fueran ciertas, no quise trabajar con la gente de altasociedad, trabajé en una organización no gubernamental hasta que descubrí el envenenamiento de poder de almas "tan nobles", luego acepté voluntariamente mi herencia vocacional y me hice maestra (eso me gustaba mucho), empecé a jugar que trabajaba e hice labores como diseñar sin ser diseñadora y comunicar sin que nadie me escuchara, también me metí en una botarga; trabajé con una máquina registradora y dinero falso; y entregué correspondencia a domicilio... llevó nueve años trabajando y no puedo imaginar cuantos más me faltan por cumplir.
Durante esos nueve años nunca dejé de buscar trabajo, siempre pensé que debía existir una mejor opción u otra oportunidad. Hace algunos meses decidí dejar de buscar obsesivamente y renunciar a mi trabajo, dejarlo a la suerte, donde el alma encuentra su lugar y no donde uno cree que su seguridad debe salvaguardarse.
El día que ya no tuve que volver a mi último empleo dejé de buscar trabajo, después de la ironía, sonreí un poco y decidí que el mejor trabajo es donde uno se desempeña con emoción y la extrema responsabilidad de no fallar y de no fallarse. Dejé de asustarme del monstruo llamado desempleo, encontré sus beneficios, el saldo del tiempo a mi favor y la certeza de que el día que trabaje será donde irremediablemente sea yo muy feliz, no antes.
Etiquetas: Jinta hecha a mano
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