[.~*JINTAJAFORAS*~.]

mayo 16, 2007

La vida es sólo una opción

Para Chris

Vivimos en la era de la mercadotecnia, siempre hay una necesidad, un producto para satisfacer esa necesidad y una campaña publicitaria que nos pone a la mano todo: una marca, una necesidad, un beneficio y un producto.
Debemos aceptarlo, nos encanta comprar… nos crea un bienestar psicológico que no podemos evitar y que hemos aprendido a disfrutar a nuestras anchas mientras el bolsillo lo permita.
Otro de esos placeres culpables son esas estrategias publicitarias que te dan a probar un poquito del producto de forma gratuita… recuerdo que Jack y Leo pueden hacer una comida en el super únicamente comiendo las probaditas que dan de los diferentes productos, supongo que es algo inevitable… tener algo gratis y no tomarlo… es más, es inevitable no sólo tomar uno o dos… hasta tres, ¡que caray!
Me enteré de una pequeña-gran campaña que regala-pide algo… y es extraño porque uno no supone pedirle-ofrecerle algo a un desconocido de esa forma y supongo que el éxito de esa campaña sugiere esa necesidad que sentimos de sabernos humanos y vulnerables.
Y puede ser creíble o no, puede sonar totalmente absurdo o cursi, pero esta campaña pide-da abrazos gratis.


Todo esto, nace de una historia real de un australiano llamado Juan Mann, que cuando vuelve de Londres a su ciudad natal, llega como un turista, con una maleta llena de ropa y con muchos problemas; se encuentra sólo y al mirar a su alrededor descubre que los demás pasajeros son esperados por familiares y amigos quienes sonríen, se abrazan y se comparten. En ese momento, Juan deseo que alguien lo esperara, deseo que alguien se sintiera feliz de verlo, que le sonriera y luego lo abrazara.
Tomó una cartulina y escribió “Free Hugs” por ambos lados, se dirigió al pasaje más transitado de la ciudad y por 15 minutos lo mostró a los transeúntes. La primera persona que se acercó a él, le dio una palmada en el hombro y le dijo que su perro había muerto esa mañana. La siguiente persona, le dijo que hacía un año su hija había muerto en un accidente. A ambas personas les brindó un abrazo.
Y no pretendo caer en la cursilería, me sorprende que una campaña así funcione, porque denota la constante tristeza en la que vive la gente, la tremenda soledad que se agazapa sobre algunos seres en la tierra y con todo esto… ser tan ciegos y tan sordos para no darnos cuenta de la agonía de las personas que sufren de estas cosas y que ahora sea necesario atarse un cordón al cuello con una cartulina ofreciendo-pidiendo abrazos gratuitos.
Justo ayer me enteraba que Christian había muerto, que había decidido morirse… y no sé si un abrazo lo hubiera hecho cambiar de opinión, pero me gustaría creer que sí.
Y pienso en los abrazos y recuerdo cuan reconfortante es darlos-recibirlos, espero que aún podamos colgarnos del cuello ajeno y mojar el hombro del amigo… espero poder hacerlo sin necesidad de tener una cartulina que diga “abrazos gratis”.

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mayo 04, 2007

Lecturas sin remitente




Hoy, acabo de descubrir que cuando vas a comprar libros, el sistema registra de forma global todos los libros que compraste de un jalón. Esto significa, que cuando buscas un libro por precio y existencia en la página de Internet, te despliega un listado de los libros que fueron comprados en forma grupal. Esta información es expuesta a los clientes y por lo tanto, podrías determinar los perfiles.
“Se llevó un libro de economía y uno de cuentos para niños”… Seguramente sería un padre. En estos casos, es increíble la nomenclatura de posibilidades que se podrían dar. Posibilidades bastante interesantes debo reiterar.
Inmediatamente después de descubrir esto, inicié una búsqueda en línea del último libro que acabo de leer (y el cual por cierto, me ha causado una grave fascinación), quería saber que habían comprado para leer mis compañeros de lectura. Mi sorpresa fue que no encontré una buena sugerencia que tuviera relación con mi libro (el ahora favorito en turno), sin embargo descubrí que aquellos que habían adquirido el libro también habían comprado libros sobre disciplinas muy específicas, entonces llevaban un libro encausado a la capacitación o formación, pero no dejaban de dejarse seducir por la tentación de llevarse a casa el libro que los haría viajar sin maletas en un paradero de la imaginación.
En ese momento desee, de todo corazón que anexo a la información de la compra se anexara un teléfono, una dirección de correo electrónico o alguna referencia postal para poder invitar a los compañeros lectores a comentar la lectura.
Es tan extraño que tengamos tantas tarjetas de identificación, que generemos información de cualquier tipo y que todo eso no sea utilizado para crear un vínculo entre nosotros… al menos entre nosotros los que disfrutamos de una buena lectura y que después… queríamos una taza de café y un buen interlocutor dispuesto a compartir la emoción de un viaje a la imaginación ajena de algún escritor.

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