[.~*JINTAJAFORAS*~.]

junio 29, 2006

La Ilusionista

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De niña siempre pensé que uno de los mejores oficios era el de la magia… los magos son personas que tienen esa capacidad de sorprender a la gente y mantenerla atónita teniendo fe. Un día mis padres me hicieron un regalo, una estuche de magia, la caja contenía cualquier truco típico de fiesta infantil e incluía un instructivo. Al principio fue muy interesante aunque el resultado final era devastador… no había magia, todo… absolutamente todo era un engaño.
Después de aquel fatal descubrimiento, fui la espectadora más molesta para los magos, nada me hacía reír y mucho menos me sorprendía.
Mis papás tenían un amigo que era mago y en una reunión de amigos cuando él se decidió a hacer un par de trucos para entretenerlos, yo destruí uno a uno sus peripecias con mis comentario irreverentes donde destruía el truco y la magia. El mago amigo de mis padres, se acercó a ellos y les pidió de una manera muy sutil mi ausencia para continuar con el pequeño espectáculo.
Luego pensé que eran mejor los ilusionistas, porque al final de todo ellos no son magos, sólo hacen ilusiones para que los demás las crean. Recuerdo haber visto un montón de veces un video con un truco de ilusionismo tratando de hallar la trampa. Lo cierto es que no encontré el truco, aún a pesar de lo hermoso que hubiera sido no cuestionarme el acto de ilusionismo.
Algunos ni siquiera saben la diferencia entre un mago y un ilusionista. Yo si la sabía.
Y cuando uno se hace adulto… se olvida de la magia y también de las ilusiones, alguna vez escuche que ilusiones hay que tener muchas para poder perder una cada día, pero igual yo no seguí el consejo al pie de la letra y ahora las he perdido casi todas. He ahorrado un par de ellas y he usado la misma ilusión probablemente por semanas y tan vez meses… una ilusión gastada no es nunca como una ilusión nueva.
En estas condiciones, me he inventado el oficio de ilusionista y he decidido no boicotear mis propios actos… he dejado de pensar que debía descifrar el truco y evidenciar la no-magia… y sorpresivamente me he hecho una ilusionista que gusta de entretenerse a sí misma, imaginando pasajes de mi propia historia, creando emociones y sentimientos sencillos y sutiles que me den un poco de esperanza, a veces cuando el ilusionismo en mi propia cabeza termina pienso en lo importante que es la fe… creer un poco en alguien, sentir el deseo inaudito de compartir un poco de existencia, emocionarse un poco con un sueño y al fin de todo… creer en la vida.
Aunque la vida… sólo esté hecha de ilusiones.

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junio 20, 2006

La agenda




Y en cualquier adolescencia sucede…Cualquiera piensa que la vida es hermosa y quiere una agenda para siempre escribirlo todo, las cosas lindas, los momentos especiales por venir, las sorpresas de cada día, yo qué sé… uno siempre busca un pretexto para escribir sobre ella unas palabras o un signo secreto… algo para decir de ese día… de ese gran día.
Y así pasan los años y uno va llenando agenda tras agenda…
Recuerdo haber inventado un código que sólo yo podía descifrar, aún si hoy lo viera escrito podría saber exactamente que es lo que dice y así traer al presente el momento aludido en signos, también recuerdo escribir sobre detalles y cositas mínimas que me harían completar paso a paso historias enteras, para ahora que pierda la memoria o solo pierda los recuerdos, pueda volver a aquellas hojas y tener un poco de pasado sobre el cual jugar a que recuerdo…
Todavía no olvido mis manifestaciones de resistencia y enojo cuando sabía que era mejor dejar esos espacios en blanco… cuando cargaba la agenda un año y su contenido era nulo… así también acabaron mis diarios… vacíos por un encabronamiento de saber que no valía la pena que algo fuera escrito y menos valía la pena que fuera recordado…
Ahora he vuelto a la dinámica de la agenda por los deberes… he anotado un par de acontecimientos, de cuentas pagadas y por pagar, de llamadas que hacer y de días que no debo dejar pasar sin una felicitación… pero hay días que pasan en silencio… como si no existieran y me pregunto sobre las grandes historias… las que se viven un poco día a día… las historias que se hacen con historias de los demás… no pasa día sin que me pregunte donde están los demás… los personajes de todas mis historias, donde están las historias que debería escribir en mis agendas y mis diarios… no sé si a veces la vida debería de ser tan aburrida por naturaleza o si siempre es más seguro que nunca pase nada… si lo más seguro para todos y por el bien de todos… es ser personaje secundario de su propia historia, cumplir con los días marcados y llenar los días vacíos con nada para no tener luego que recordarlos…
A veces creo que a la gente le da mucho miedo vivir su propia vida… escribir día a día un poco… prefieren cerrar los ojos y esperar a mañana, sin desear que el tiempo pase con ansia… simplemente espera a que pase sin contratiempos y sin sorpresas… lo único que desean es que el tiempo no estorbe…
Y yo a veces quisiera llenar esos espacios en blanco de nuevas historias y sorpresivos sentimientos… pero mi historia tan simple y tan ajena…a veces sólo tiene un personaje...

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Como despedirse de las cosas viejas



Sin que le duela a uno el vacío…

Ayer mi mamá me regaló un suéter,
estaba entre elegir uno café o uno magenta.
En algún otro momento de mi vida
seguramente hubiera elegido el café,
por esta ocasión… elegí el magenta.
No sé si con eso quise elegir todo lo que nunca he querido en un suéter o en tantas cosas…
probablemente sólo quería sorprenderme…
saber que aún deseando algo podía también… (y tenía derecho)
a desear lo contrario… lo nunca deseado por mi.

Saqué mi suéter nuevo de su bolsa,
lo colgué justo junto a mi viejo suéter negro…
Perfecto para toda ocasión,
siempre dispuesto a acompañarme…
tengo muchos suéteres negros y ese era el preferido.

Hoy por la mañana,
lo tomé,
lo preferí sobre el nuevo
y me lo llevé aprisa entre el viento de la mañana
y lo perdí…

Todo el día pensé en él… esperando que aún estuviera en casa
y no fue así…
y sí…efectivamente sólo es un suéter que probablemente decidió irse…
sólo sé que hay un gancho vacío junto a mi suéter nuevo
y así se ha de quedar.

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