Corrección de estilo
El uso de la palabra es un asunto complicado, de puntos y comas, ritmo, armonía y estética. Y eso no es todo, todavía es mucho más complicado. Pero conforme pasa el tiempo eso sale solo y el escritor lo disfruta.
Llenar una hoja en blanco es dejar un legado dicho por alguien que se ha atrevido a escribir, a externar y compartir.
Lo más bonito de escribir es poseer ese libre albedrío que te da la imaginación cuando se hace forma, eso tiene un carácter único e irrepetible.
Bueno, eso supuse y quise suponer siempre.
Debo aceptar que mi escritura no es del todo sencilla pero tampoco es rebuscada, tal vez en la forma sea como la libertad y el sentido se hacen de contenidos sorprendentes, amables y eternos. Lo cierto es que cuando escribo y me encuentro satisfecha de lo que he escrito, el ánimo me lleva a leer y leer para buscar la casi-perfección del sonido, la intención y el ritmo. Luego resuelvo que es imposible y en vano tal esfuerzo.
En un espacio como este, yo escribo a como me place, no hay tijera, borrador, corrector, o tachaduras. Eso hace felices a mis letras.
Desgraciadamente no todos los espacios son como este y los textos se enfrentan a tijeras para cortar pollos; limas que cobran vida solas, que tallan y pulen obsesivamente; líneas nazis que separan a las palabras unas de otras como muros de Berlín o en su caso hoyos negros a donde van las palabras extras, inservibles, discriminadas, las olvidadas, las complicadas, las mal escritas y demás.
A mi no me gusta discriminar y pretendo no maltratar a las palabras que acuden justo en el momento a llenar de sentido lo que me produce la imaginación y la inspiración.
Es así como una persona como yo se tiene que enfrentar al asesino de las letras, el famosísimo corrector de estilo.
Humanamente uno sabe firmemente que no es perfecto y que tiene errores. Pero el enemigo es un encapuchado que domina una guillotina en la que se pierde, siempre se pierde algo.
El asunto es que como escritora naive sé que ante cualquier cosa uno trata de fomentar su estilo, cultivarlo, desarrollarlo, respetarlo y luego uno placidamente se permite admirarlo. Caray el estilo es lo único que se tiene con las letras ya que te define como autor y te liga con el texto. El estilo es mantener una relación emocional con lo que escribes y sé que el estilo lo es todo para una persona como yo.
Pero entonces, escribes para alguien más y aceptas gustoso con las manos atadas y la cabeza gacha, la famosa corrección de estilo con su insaciable verdugo.
He de relatar que la última vez que recibí un texto que había pasado por manos del corrector de estilo, descubrí eso… justamente eso (terrible revelación). Me devolvió mi texto sin alma, le quito la magia que me unía a él y lo escribió bien, correctamente redactado.
Entonces pensé que a los textos que uno ama debe ponerles armaduras resistentes y luchar contra el enemigo, porque los correctores saben redactar, lo hacen bien pero lo hacen sin estilo, hacen que el texto de alguien se convierta en un texto huérfano…de nadie.
Etiquetas: Jinta de letras